Frecuentemente, cuando pensamos en placer sexual pensamos de inmediato en la zona genital o en las zonas erógenas únicamente; incluso cuando iniciamos el foreplay, es común ir directo a los senos, el pene, las nalgas. Así es, de pronto se nos olvida que estamos cubiertos de piel, que es nuestro órgano más grande y que tiene un potencial erótico fascinante. ¡Atrévete a descubrirlo!

Como ya te dijimos, la piel es el órgano más grande que tenemos y está llena de terminaciones nerviosas sensibles que responden a todo tipo de estímulos. Aunque no lo creas, el tacto erótico, los besos y la succión pueden contribuir a la excitación e incluso a la lubricación sin siquiera tocar los genitales; además el tacto es una de las mejores formas de fortalecer vínculos emocionales y reforzar la intimidad de la pareja.

¿Pero qué es el tacto erótico? Se trata de explorar la piel de todo el cuerpo, incluidas aquellas zonas que comúnmente no consideramos erógenas. La nariz, los párpados, los labios, las orejas, la espalda, el ombligo, la parte inferior de las muñecas, los dedos de los pies y entre los dedos de los pies. Todas estas áreas de la piel transmiten mensajes a los centros sexuales del cerebro, los cuales después transmiten un mensaje a los genitales.

Pero el gran secreto del tacto erótico es tocar con lentitud y suavidad, casi con las yemas de los dedos; nada de tocar con fuerza o presión como en los masajes comunes. Como recomienda la terapeuta sexual Silvia Quevedo, “casi todos los movimientos serán envolventes, suaves, largos y lentos acompañados de una respiración consciente que permitirá descomprimir los músculos contraídos y darán paso al placer”.

¡Atrévete a descubrir el tacto erótico ya!

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